domingo, 15 de noviembre de 2015

“¡Joder, qué ojos!”

Tú no lo sabes, pero llevo días pensando en ti. O quizás sí. 
Me he dejado llevar hasta tu orilla, aún a sabiendas, desde el principio, que tendré que intentar cruzar tus arenas movedizas. Y me he dejado llevar.
Y aquí estoy, recordando esos ojos. “¡Joder, qué ojos!”, pensé aquella noche cuando te tuve a escasos centímetros. ¡Joder, qué ojos! Sigo pensando hoy.

Cada vez más segura, de que cuanto más difícil es algo, más prohibido está, más imposible parece, más nos atrae.

Y ahí estás tú, negándome evidencias, y yo confiando en ti ciegamente. Y cuando por fin, la verdad ve la luz, la acepto y aún así, me dejo llevar hasta tu orilla.


Y es que, en este momento me iría hacia ti, para pensar, a escasos centímetros “¡Joder, qué ojos!”.